Personalmente creo que las palabras que me describirían con mayor exactitud podrían ser poco apropiadas para ser escritas aquí. Que luego nunca se sabe y todo se sabe y las paredes oyen y tienen ojos para mirarte mientras te cambias de ropa y te hablan mientras se doblan sobre si mismas en medio de una estruendosa carcajada a través de las interferencias de una nebulosa alucinación febril. Así que me limitaré a decir que hablo demasiado y nunca digo nada, entonces siempre digo algo. Lo difícil, quizá es saber qué.
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